Hasta el 20% de los pacientes pueden experimentar dolor abdominal después de la colonoscopia y se cree que esto se debe a alteraciones en la microbiota intestinal que se producen durante el proceso, por lo que se ha considerado a los probióticos, como una de las mejores soluciones potencialmente útiles.
En un ensayo reciente, 320 sujetos asignados al azar en espera de una colonoscopia se dividieron en dos grupos. Después de sus procedimientos, a un grupo se le dio un probiótico que contenía Lactobacillus acidophilus NCFM® y Bifidobacterium lactis Bi-07®, y al otro grupo se le dio una cápsula de placebo. Los resultados mostraron una reducción significativa en la duración de los días de dolor en los pacientes en el grupo de tratamiento con probióticos en comparación con el placebo (D’Souza et al., 2015).