Los cólicos son algo muy frecuente en los bebés y es común que, cuando ocurren, se muestran niveles más altos de microbios inflamatorios y productores de gases y una reducción en la diversidad, así como niveles más bajos de bifidobacterias beneficiosas. De aquí nace el planteamiento de que los probióticos pueden desempeñar un papel en la mejora de los cólicos.

Un Estudio Clínico Aleatorizado evaluó el efecto de L. rhamnosus GG sobre el llanto y la irritabilidad en 94 lactantes prematuros (edad gestacional de 32-36 semanas). Se asignó aleatoriamente a los lactantes a recibir una mezcla prebiótica (GOS y polidextrosa), un probiótico (L. rhamnosus GG) o un placebo entre uno y tres días de vida. Los recién nacidos tomaron diariamente su respectivo suplemento durante dos meses.

En el grupo probiótico, los lactantes recibieron 1.000 millones de UFC durante el primer mes y 2.000 millones de UFC durante el segundo. En el grupo placebo, el 47% de los bebés mostraron llanto excesivo, frente al 19% en los grupos pre y probiótico. Como conclusión general, L. rhamnosus GG pudo reducir el riesgo de llanto excesivo y tener efectos moduladores en el microbioma intestinal del recién nacido (Pärtty et al., 2013)9.

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